JULIAN DE LA CHICA

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Minimalismo. Complejidad de lo esencial.

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Cuando tenía 9 años de edad recuerdo haber quedado paralizado en frente de la televisión de mis padres. Una enorme en caja blanco y negro me hablaba de manera pecaminosa. Lo que escuché jamás lo he olvidado. Fue como si el mundo abriera para mi un universo secreto y mágico que me invitaba a su encuentro. Siempre en búsqueda/creando fantasías cotidianas.

By Julian De La Chica

Sol LeWitt: Wall Drawing #370
Courtesy by the MET

Reflexiones/anécdotas sobre el Minimalismo (Notas del Concierto de Leonardo Gell)

I

Llamé a mi maestra de piano y le pedí que me hablara sobre lo que estaba escuchando en esa TV. Su respuesta fue bastante puntual: “Es monótono, aburrido y repetitivo. No contiene mayor intelectualidad ni mayor profundidad”. Nunca olvidé esas palabras, sobre todo porque a los 9 años, significaron casi que un trastorno mental. Me quedé pensando y seguía extasiado. Pensé que, pese a que mi maestra ostentaba los grandes títulos universitarios que encantan en nuestras sociedades académicas, y pese a que su opinión era totalmente respetable, yo seguiría mi instinto “poco intelectual” y “poco profundo”, hacia aquello que me tenía embelesado. Nunca he condicionado algo o a alguien, por criterios de terceras personas, aún cuando provengan de casi, pontificables personajes.

II (Pasaron los años)

Estaba en un viejo Teatro de Roma. Salgo del Conservatorio de Santa Cecila y de camino me encuentro con dos estrenos en el cine: Chicago (The Musical) y The Hours. Ambas, en horario similar. Decidí - Cautivado con la mirada de Meryl Streep- optar por Stephen Daldry. Minutos después quedaba nuevamente embelesado, tal y como cuando tenía 9 años... ¿Quién era ese compositor que podía callar a un chico tímido, con problemas de concentración y atención? Su nombre era Philip Glass.

III (Continuación)

En el año 2004 presenté Corrida Musical, uno de mis tantos fracasos musicales. En la mitad de la plaza de toros de la Hacienda el Pórtico, esperaba un maravilloso piano Steinway. El era el toro que esperaba en la arena y yo, el matador. (Ya se que suena espantoso -lo sé) ¿La diferencia? acá no había sangre. Solo amor. Yo salía montando un caballo andalúz y el repertorio, en su gran mayoría, era de compositores de la España tradicional. A muchos les gustó el concierto, uno de mis tantos experimentos con música eletrónica, batería y fusion con otros artistas. Cada obra tenía un fin. El concierto fue modestamente aceptado, no en tanto que una de las obras, causó gran choque con un crítico de mi querida Bogotá (a mitad del concierto había cerrado la tapa del piano y me había quedado estático). Durante más de 3 minutos, el sonido de aquella noche había cobrado el protagonismo que yo le había arrebatado; esto fue para mi, el preludio de mis experimentos sobre la música que encierra el aparente silencio. Tiempo después descubrí que esa idea no era tan loca y que décadas atrás, ya el gran John Cage, había causado revuelo con su magistral 4:33. (No siempre se encuentra apoyo cuando buscas caminos diferentes a los establecidos).

IV

Año 2008. Estoy trabajando con el productor musical Tato Lopera. Finalizamos una de las sesiones y me pregunta: ¿Conoces esta pelicula? (Koyaanisqatsi) - le dije que no. -Te la recomiendo - Contestó. Esa misma noche, cuando puse la peli en casa, regresé a mi infancia. Igual que sucedió en Ratatouille, cuando el crítico se sienta a la mesa y un primer bocado lo lleva de regreso a casa de su madre, así volví yo; ahí estaba, parado en frente de esa enorme caja en blanco y negro. Esa era Mamma.

Mi relación amorosa con Philip Glass continúa intacta, y con él, me sumergí en un apasionante mundo, que algunos definen, como minimalismo. Un enamoramiento que me llevó a tener concubinato con Terry Riley, Steve Reich, John Cage, La Monte Young, Yann Tiersen, Michael Nyman, Steve Martland, Ligeti, Henryk Gorecki, Arvo Part, Bjork, Wim Mertens, John Tavener, etc...

La música minimalista es mas compleja de lo que se piensa y abarca una gran cantidad de mundos musicales. El término como tal de Minimalismo se conoce desde la década de los 60 y nace, entre otros, en espacios alternativos de San Francisco y Nueva York, de la mano del desarrollo de la música electrónica y, fruto en gran medida, de la contestación a la propuesta de la música moderna del entonces: Cierto “feísmo” que nacía de las obras de Schonberg, donde el discurso y el concepto, parecían, según algunos, estar totalmente perdidos y/o acabados. (Según Paco Gómez Martín- Universidad Politécnica de Madrid y su escrito Minimalismo y matemáticas: Clapping Music "En efecto, allí donde el modernismo es resueltamente atonal, el minimalismo es claramente modal o tonal; allí donde el modernismo se muestra aperiódico, fragmentario, el minimalismo se caracteriza por una gran regularidad rítmica; y allí donde el modernismo se presenta con una gran complejidad de estructura y de textura, el minimalismo es simplemente transparente".

Su pre-inicio se atribuye al “Serialismo”, tendencia musical dodecafónica que repite alturas en la misma posición de octavas y a la mono/estructuralidad, que trabaja obras estáticas que crean un efecto sonoro, llamado por algunos como puntillismo. El “Minimalismo”, se construye a partir de pocas ideas (mínimas), el uso constante de un mismo tema y según Jhon Adams: 1. a perceptible pulse, 2. emphatic tonality within a relatively slow harmonic rhythm and 3. a repetition of small cells or motives, which over time create larger architectonic structures.

Muchos compositores hacen música minimalista, pero esto no significa que ellos sean minimalistas. ¿Qué es entonces el minimalismo? ¿La correcta utilización de pocos elementos? ¿La repetición y series de elementos estructurales y armónicos durante tiempos inimaginables? ¿El juego y choque de ritmos que producen des-agrado, en gran medida por sus efectos colaterales? El minimalismo, al menos para mi, propone una mirada compleja al interior del propio experimentador: Callar el ruido, para escuchar lo que queda, aunque continúe siendo ruido. Esto si que es realmente complejo.

El Minimalismo ha sido crucial en el desarrollo del naciente universo electrónico. Su protagonismo actual se evidencia en géneros como el pop, el vocal/electrónico, hip hop y rap. (Eso, sin hablar de su presencia en otros campos de las artes como la pintura, escultura, y arquitectura). El Minimalismo ha representado desde sus inicios (y aquí NO me remonto a la música y corrientes ancestrales de oriente, ni a su presencia en muchas de las culturas étnicas), una constante búsqueda individual que agrede a un mercado colectivo; con el tiempo se convierte en moda y esa búsqueda y/o moda de lo mínimo, lo básico, lo esencial (Saturados hoy, en gran parte desde las redes sociales y/o Media), ha generado aristas estilísticas que convergen dentro de toda una corriente de vida actual.

El dia de hoy, el concertista cubano Leonardo Gell, nos propone mirar más allá de un aparente programa de recital. MINIMALPIANO De Bach a de la Chica, propone, además de la experiencia sonora, reflexionar las raíces mismas del minimalismo desde la visión interpretativa de Gell. Personalmente creo, que antes que una teoría sobre creadores minimalistas, Gell nos ofrece un viaje experimental a través de la música de compositores que como en el caso de J. S. Bach (compositor que hizo parte de un período tan particular y tan antagónico al minimalismo como lo fue el Barroco) ofrece una visión a-temporal de lo que podríamos considerar minimalismo hoy según una interpretación. No olvidemos que hay quienes aseguran que el mismo Bach, Satie y Ravel, por nombrar solo algunos, proponían este proceso en muchos de sus trabajos. Movimientos cíclicos, juegos rítmicos entre las voces y evolución y crecimiento de la mono/estructura que se convierte en poli-estructura (¿Alguno además recuerda la música renacentista y el bajo continuo? (pronto compartiré, además, mi experiencia escuchando hace poco en el MET, la Filarmónica de Nueva York interpretándo el muy sonado Bolero de Ravel).

El Minimalismo recupera, en gran medida, una propuesta que contradice el agotamiento tonal. El re-nacer armónico-melódico en un contexto formal y académico. Nos abrimos hacia la nueva determinacion y una neo-tonalidad, llevándolo a una nueva escala del post-modernismo en nuestra música actual. Minimalismo, pues, no significa el absolutismo de la nada, tampoco todo aquello que es pobre en ideas y desarrollo; el minimalismo se construye desde una experiencia y célula básica (ojo, no una célula simple. "Básico" es necesario como elemento estructural, la "simpleza" solo es revestimiento. Una célula minimalista puede ser básica y muy compleja o básica y muy simple) con un constante y repetido uso de sus elementos estructurales (rítmo, melodía y armonía) "DISCURSO", produciendo una experiencia sonora que lleva al oyente a un nuevo espacio interno de su conciencia musical. En conclusión, el minimalismo abarca un inmenso universo de propuesta, que crece, en gran medida, por las herramientas compositivas de los creadores; no obstante, minimalismo no solo remite a arpegios, poliritmos o amplios silencios. Su esencia es extensa y reitero, para nada nueva, aunque solo hayamos oido hablar de minimalismo "oficialmente" a partir del siglo XX.

Faltará mucho tiempo para resolver muchas de los inquietudes que encierra el minimalismo. Seguramente, como todo en la historia de las artes, llevará siglos y mucho estudio de la música creada hoy, entender su completa esencia. No me cabe duda, que su musical desarrollo subyugado por una matemática previamente estudiada, lleva a resultados (en esto estoy de acuerdo con Nico Muhly), incluso físicos, algo sin duda inquietante, que será motivo de estudio en un tiempo quizá, no muy lejano.

V (Un día cualquiera)

BAM, Brooklyn, NY. El Teatro en silencio. Comienzan los sintetizadores. Einstein on the Beach de Philip Glass. Horas y horas de aparente repetición. Mi cerbrero convulcionó y mi interior callo... Re- descubría una experiencia sonora, que jamás había vivido. Luego comprendí parte de esa filosofía, aquella que siempre estaba buscando, pero que no la encontraba. Una densa oscuridad que eclipsa tus sentidos, tu razón y que te conduce a pensar, si todo fue i-rrelevante, quizá vacío o si habrías visitado ese infierno Dantesco que todos guardamos. En cualquiera de los casos, algo que jamás pasa desapercibido.

Muchos atribuyen mis experimentos a creaciones minimalistas. Yo solo repito las voces de una cotidianidad. Pero en las noches, después de comulgar con el ruido de mis miedos, pienso en ese día (cuando tenía 9 años) y el descubrir de aquel insólito lugar donde reside lo mínimo. ¿Una nueva experiencia sonora? Unos lo llaman minimalismo, yo lo veo como una forma y experiencia de la existencia.